El viernes, 15 de septiembre, comenzaron las fiestas patronales de La Goleta (Arucas) que, en honor a Nuestra Señora La Virgen del Rosario, se celebrarán hasta el 1 de octubre, siendo el encargado de aperturar el programa de festejos el ilustre y popular vecino del barrio Ángel Víctor Torres Pérez contando con la presentación del mismo a cargo de Demetria Pérez Falcón que hizo una sentida semblanza del pregonero, destacando sus muchos valores humanos y recordando su larga trayectoria como destacado político.
Ángel, experto pregonero y hombre de letras, consiguió, con mérito, que su intervención fuera refrendada por la concurrencia con un largo y caluroso aplauso.
Quiso Torres traer a la memoria vivencias, anécdotas e ilusiones de aquella infancia y adolescencia vivida, como goletense, con intensidad y encanto.
Y continuó Ángel Víctor secuenciado planos de vecindad reseñando, con pigmentos de tonalidad afectiva, figuras y personajes populares del barrio, así como lugares de localista personalidad que conformaban por entonces la buliciosa vida de La Goleta, pincelando, de manera referencial, escenas ambientales que bien pudieran formar parte de su cinefilia recordando "Cinema Paradiso".
De igual manera el Pregonero relató, cronológicamente, su paso por la política y las vicisitudes acaecidas en el tiempo de su gobierno.
Embargado por la emoción, al recordar a queridas personas que ya no están entre nosotros, puso fin a su exposición pregonera diciendo que es el cariño que la gente le profesa lo que más al alma le llega. JAG
PREGÓN FIESTAS DEL ROSARIO 2023 LA GOLETA
ÁNGEL VÍCTOR TORRES PÉREZ
Buenas noches.
Quiero comenzar agradeciendo la invitación de la Comisión de Fiestas para ser el pregonero en el año 2023.
Tengo que confesarles que cuando en verano me llamó Rubén, miembro de la comisión, para preguntarme si estaba dispuesto a dar el pregón, le respondí que ya lo había hecho hace 21 años.
Pero Rubén me dijo que eso daba igual y que querían que volviera a dar el pregón.
Y dudé. Pero en esa misma conversación dije: “por qué no”. Es cierto que ya fui el pregonero en 2002. Pero, teniendo en cuenta cuántas cosas han cambiado en estas dos décadas, creo que procede tengamos hoy un nuevo encuentro en nuestras fiestas ante el tiempo transcurrido.
Y les confieso que siento idéntica ilusión, incluso más, por poder dirigirme a mis vecinos y vecinas de La Goleta, que entonces.
Han cambiado muchas cosas en el barrio y en nuestras vidas. Recuerdo el pregón de entonces y cómo era La Goleta en aquel
momento. Aún era una calle por la que subían y bajaban numerosos coches -había muchísimo tráfico a pesar de ser una
calle estrecha- y pedíamos una circunvalación para descongestionar ese trasiego. Una circunvalación que aún
entonces tardaríamos en tener. Era un barrio bullicioso por el ir y venir de tanta gente que iba a Firgas, Valleseco, Artenara,
Tejeda... ; y paraba a comer o tomar algo en alguno de nuestros
populares bares y restaurantes, que ya hoy no existen.
Sí: había mucho más ruido que ahora. Veinte años después, La
Goleta es un lugar más tranquilo para vivir, con una circunvalación terminada, menos tráfico; menos bullicio.
Todo ha cambiado mucho.
Hace 21 años hice un recorrido sobre mi infancia y juventud en el barrio. Hablé del estanque Manapancha, nuestro campo de
fútbol. Partidos de sábados y de niños llenos de vida, a las tres y media de la tarde, una vez vistos los dibujos que venían tras el
telediario, en la 1, el único canal de entonces, y que sí, nosotros los hoy casi somos sesentones, llegamos a ver en blanco y negro, y salíamos de casa, peregrinando desde El Cerrillo hasta el Lomo San Pedro, tocando puerta a puerta de los amigos para terminar siendo demasiados equipos si la película de las tres era de amor, o faltando en ocasiones jugadores si, sin embargo, ponían una de vaqueros.
Ahora sonreímos; entonces Íbamos a comernos el mundo.
Éramos ingenuos pero estábamos llenos de fuerza. Listos para vivir aventuras sin saber lo que nos íba a deparar la vida. Listos
para enfrentarnos a lo desconocido con ese vigor inocente que te da la adolescencia y la juventud.
Recordaba en el pregón de entonces, y vuelvo a hacerlo hoy, cómo, cuando éramos adolescentes y jóvenes, muchos de
nuestros ratos de ocio y fiestas los vivíamos con música enlatada, que nos dieron momentos estelares, en la presa, en el molino. Y luego, después de la adolescencia los años avanzaron y dejamos las escala en HI-FI, para convertirnos en clientes permanentes de los bares del barrio.
El bar Guillén, el bar Sociedad o el bar de Bartolo, que luego fue el Puribart.
Hoy no existe ninguno de ellos. Pero quedan vivencias inolvidables entre sus paredes en nuestras vidas. Juan, Eusebio,
Bruno, Rafael , Bartolito, Purita,...
Y nosotros.
Saben que? Hay una película, no sé si la han visto, Cinema Paradiso, que me recuerda mucho aquellos, sí, maravillosos años
de La Goleta de nuestra infancia y juventud. Cine al aire libre; alegria junto a los vecinos, olores de asadero, camaradería,
amores no correspondidos, incluso - también aparece en la película- acompañar en el último adiós al familiar, al amigo, al
vecino caminando todos hasta la iglese y el cementerio calle abajo, en silencio, recordando, acompañando.. Hoy nada es así,
pero basta con cerrar los ojos y recordar..
Escucharemos a Juanillo el Podrio, vendiendo el Diario calle abajo: a Joseito el del Pescao, cantando lo bueno de las caballas,
sardinas y chernes; a Silvestre, a Perico el Chico, que aquí sigue,
con nosotros, como Sergio, a Paca la de la Plaza, a Julia, sí, la Chata, a don Pedro, a don Jesús, y a tantos más - disculpen, no
puedo nombrarlos a todos- que compartieron con nosotros estas calles, sus rincones, sus anhelos, sus alegrías y también, como no, sus frustraciones..
Cinema Paradiso: esta pared de la Fachada del Labrante fue pantalla gigante de películas inolvidables que quedaron grabadas en las retinas de aquellos niños y niñas que éramos nosotros.
Me recuerdo con la pandilla en el escalón de Fita o acabada la misa, sentados ante la puerta principal: ahí diseñábamos
nuestro futuro, que ha terminando siendo lo que el destino, y no otro, quiso.
He de reconocer que siento añoranza, ; la forma de vivir en los barrios ha cambiado. Las ciudades han crecido, llegaron los
centros comerciales, un transporte que acerca todo y, como dije antes, en el caso de La Goleta, la circunvalación, que alivió el tráfico, tremendamente estresante, pero que se llevó con ello
gran parte del bullicio y el ruido.
Uno que recuerdo al pasar al lado de los bares, y que ya no existe, era, junto a un murmullo altisonante de conversaciones
cruzadas e ininteligibles, el metálico ruido de los tenedores y cuchillos chocando con los platos y los vasos sobre la barra, todo
ello mezclado con olores diversos, apetitosos, que evidenciaban que en esos bares había, y de la buena, vida. Vida con
mayúsculas. Y eso se echa de menos.
Han pasado sí muchos años, más de veinte desde que di aquel pregón. Y en 20 años nuestras vidas cambian mucho. En mi caso, aquel pregón de 2002 lo di con el pelo, y era abundante, negro ; con menos dolores físicos que los que hoy tengo, más ágil; empezaba un recorrido que creía iba a ser corto como representante público, era concejal de la oposición. Y luego lo
que vino . Al año siguiente fui alcalde, una etapa inolvidable . Luego diputado nacional, consejero del Cabildo, diputado en el Parlamento de Canarias y hasta presidente de todas las islas.
En estos 20 años he tenido momentos felicísimos . Formé familia, nació mi hijo, me casé...
Otros muy duros: la pérdida de la madre. Todos esos momentos van con nosotros y nos acompañarán para siempre.
Así es la vida, que a pesar de todo, es hermosa.
Aquí en La Goleta sabemos qué significa tirar hacia adelante. Y sabemos que, a pesar de cualquier adversidad, cada día sale el sol y aparece un mañana.
Nacemos todos en un lugar y ese lugar siempre irá con nosotros. He tenido suerte, lo he dicho en muchas ocasiones, porque tuve una infancia feliz. Crecí en un barrio en el que me sentí pleno y ese barrio estará con uno, aunque ahora vivamos en otro lugar, hasta el final de nuestros días.
Hace algo más de 4 años me tocó pronunciar en un debate de investidura un discurso como presidente de Canarias y quise, de manera expresa, recordar dónde nací, dónde viví y cuál era el lugar que me situó en el mundo: La Goleta.
Quise hacerlo de manera expresa y ya quedará para siempre en los diarios del Parlamento y de la Historia de Canarias este
pequeño y gran lugar, La Goleta, de estas 8 islas.
Fue aquí donde di el primer pregón de mi vida. Luego he dado decenas, en otros barrios, en otros municipios, en otras islas. E
incluso, hace un año y pico, tuve el honor de ser el pregonero de las fiestas de San Juan. Quizá este pregón de hoy cierre un círculo que se inició hace 21 años. Y me siento feliz por ello. Creo que los pregones hay que darlos en los sitios en donde uno ha tenido vivencias y en donde uno recuerda a personas, a lugares, a momentos, que fueron parte de su vida.
Este es mi barrio, un barrio de gente esforzada, honrada, trabajadora, gente de valores y que se une cuando a otro vecino
las cosas se le tuercen. Que acompaña cuando nos damos el último adiós. Que se siente orgullosa de vivir aquí.
El barrio de mi abuelo con Juanito el loco, él siempre delante, llevando la lechera, hasta el Tiro Pichón. El barrio en el que tuve
maestros compañeros en la lucha social como Lalo, como Bruno Armas; el barrio de los Festivales de la Canción - de los mejores de las islas- en donde siempre sonaba la música y voz de Camilo Sesto y sobre todo Raphael en boca de Ángel Luis.
Ellos, y muchas y muchos otros, ya no están, pero siguen con nosotros.
Esos hombres y mujeres, su memoria, su ejemplo, y también el arrope, el apoyo de ustedes, me han dado fuerza en estos años
difíciles, en donde he tenido la máxima responsabilidad de gobierno en Canarias. He sentido siempre cariño, orgullo a
través de los ojos y las palabras de la gente con las que me crié, de ustedes. Me dieron mucho más de lo que yo pude entregar.
Me ha servido para seguir adelante, para superar las adversidades, para pelear juntos cada vez que comparecía ante
las cámaras de televisión, por ejemplo, durante la pandemia. Siempre los sentí conmigo.
Hubo flaquezas pero no podíamos rendirnos.
Fue muy duro todo: los meses de confinamiento, los días de decisiones difíciles, de salir cada domingo en televisión diciendo
que había más fallecidos que 7 días atrás.
Pero desde el principio estaba seguro, y así fue, que íbamos a salir de aquello. Que lo íbamos a superar. Que la sociedad estaba por encima de ese mal que desconocíamos, invisible y terrorífico. Y a fe que lo conseguimos.
Perdimos durante un tiempo el poder abrazarnos, el poder darnos un beso, el poder tocarnos. Cuánto se echó entonces de
menos. No lo olvidemos.
Como tampoco podremos, tampoco podré olvidar lo duro que fue el volcán de La Palma y su capacidad destructora:
suplicábamos cada mañana por el fin del dramático vómito de lava y fuego. Y un dia, el de Navidad de 2021, la naturaleza
definitivamente paró, y con ello, una difícil reconstrucción en la que todas las islas, también este barrio, han sido y serán La
Palma.
Como el fenómeno migratorio, en el que hace años, casi 20, La Goleta, también en ello, dio un ejemplo acogiendo a niños de
Malí y conviviendo con ellos en armonía y vecindad.
Sonrío, y lo comparto con ustedes, recordando que en un consejo de gobierno, y era jueves, y tras un fin de semana con la
peor calima en 40 años, con los 8 aeropuertos canarios cerrados, con incendios ese fin de semana en Gran Canaria y Tenerife y con fenómenos marítimos adversos, tuvimos al día siguiente, lunes, que cerrar un hotel en Tenerife con 1000 personas por COVID, primer caso de esa envergadura en Europa. Ese jueves el vicepresidente, y ante todas esas desgracias, me dijo “Angel, solo nos falta que se nos caiga....” , ya saben ustedes el qué...
Fue una momento de reír, y con ganas, ante tanta adversidad.
Pero lo dicho: lo superamos.
Por todo eso, valoremos las cosas. Hoy estamos en este espacio y nos miramos y podemos sonreír sin mascarilla en la cara. Por fin mostramos completos nuestros rostros. Y no hay miedo. Tampoco debe haber olvido ante esos momentos duros.
Lo fueron en lo colectivo y en lo individual y supusieron sobre todo un sacrificio familiar. Por tanto, permítanme que hoy diga
en público algo que debiera reconocer siempre, y que por una u otra causa, injusta, no hago, y es agradecer a mi mujer, a mi hijo, a mi padre y a mis hermanos, a los amigos de siempre, y a quienes forman parte de mi familia el que estuvieran siempre
ahí.Entendieron que era mi obligación y soportaron estoicamente mis ausencias, no poder compartir tantos momentos cuando
ellos me necesitaban a mí y también yo a ellos.
Jamás podré devolverle de ninguna de las maneras ese sacrificio. Y hoy quiero decir que siento orgullo de este pueblo canario
magnífico que respondió con absoluta responsabilidad a los vaivenes. Que siempre ha sido un pueblo responsable.
Me siento agradecido del cariño que la gente me muestra. De verdad. Es algo que me sobrepasa. Eso irá conmigo para siempre. Seguramente será lo más grande que me pueda llevar de todos
estos años de entrega pública.
Y espero que quede aquello que pude aportar para mejorar la vida de la gente con la que convivo en mi pueblo, mi municipio,
mi isla, en mi comunidad.
Queda mucho que hacer, y aunque la vida camina y vamos quemando con cada jornada un día de nuestra existencia, y
estamos ya en una parte de nuestra vida que ve más cerca el horizonte final que el origen o nacimiento, mantengamos la
fuerza, disfrutemos de los momentos buenos, recordemos que hubo meses en donde no podíamos sentir la caricia del mar, la
brisa en nuestras caras, el olor de la tierra húmeda, el compartir, por ejemplo, el que dos vasos chocaran en señal de amistad.
Disfrutemos de todo ello, porque lo perdimos durante un tiempo. Y nunca hasta entonces supimos lo importante que son esos
pequeños detalles que hacen que tengamos la vida que tenemos.
Estas calles, todas las calles de este barrio, serán para siempre y son ya para siempre parte de nosotros.
Cuando uno pasa por este parque que está aquí al lado se recuerda con 1o, 11 años, jugando con sus amigos de entonces,
que siguen siendo los de ahora.
Es verdad que ya no somos como éramos, pero nunca dejaremos
de ser lo que siempre hemos sido : vecinos de La Goleta.
Gracias por haberme invitado y hacerme sentir estos momentos
de felicidad.
Gracias por volver a reencontrarnos en estos que son nuestros rincones.
Gracias por acordarse de este hombre del barrio. Y suerte la mía,
la que he tenido, de poder vivir entre ustedes.
Felices fiestas en honor a La Virgen del Rosario; felices fiestas de La Goleta
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